Salto sin paracaídas
Lucas Aikins es un estadounidense de 42 años que el próximo 30 de julio intentará la hazaña, llamada ‘Enviado del Cielo’, de lanzarse sin paracaídas desde una altura de unos 7600 metros. ¿Cómo un equipo formado por físicos, matemáticos e ingenieros planea un final feliz para semejante osadía? En buena parte, recurriendo a las leyes de la Física. Luego de lanzarse desde un avión sin paracaídas, su cuerpo aumentará la rapidez de caída hasta un valor determinado por la fricción del mismo con la atmósfera circundante, que se llama ‘velocidad límite’. Para una persona que cae con su cuerpo en posición horizontal y los miembros extendidos, esta velocidad límite es de unos 55 metros por segundo (198 km/hora) al momento de llegar próximo al suelo. Esta velocidad se reducirá a cero, manteniendo la integridad física del osado, justamente de la misma manera que lo hace una persona lanzándose al vacío desde un edificio siniestrado para caer en una red de salvataje. La misma hace uso de la ley física estableciendo que la desaceleración (y así la fuerza necesaria para producirla) de un cuerpo es proporcional al cuadrado de la velocidad inicial e inversamente proporcional a la distancia de frenado. Así, para detener la caída sin lesionar a la persona, es necesario frenarla durante un recorrido largo (mismo mecanismo que emplean cinturones y ‘air-bags’ de seguridad en los automóviles), mediante una desaceleración no mucho mayor que la aceleración de la gravedad (g=9,8 metros/segundo2). Para ello el equipo de ‘Enviado del Cielo’ construyó la ‘red de seguridad’ de la figura para recibir al ‘bólido humano’.
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